Barcelona crece brutalmente en los años 50 dando origen a un crecimiento desmesurado incapaz de ser absorbido por el comercio de la vivienda en ese momento. Este fenómeno da lugar a los barrios de barracas de Barcelona, fruto de un proceso de crecimiento “informal” de la ciudad en conflicto e interacción con la planificación urbana. Las expectativas de sus habitantes por conseguir una calidad de vida digna (agua, luz, transporte, equipamientos…) les llevan a la autoconstrucción de sus propias viviendas e infraestructuras y la conformación de un nuevo tejido social. Todos estos factores se desvelan ante nosotros cuando damos un paseo por uno de estos barrios, con características comunes pero también con una identidad propia de cada uno de estos asentamientos.
Nou Barris es una de estas urbanizaciones marginales en sus orígenes con un vecindario inmigrante, trabajador, luchador y comprometido con la ilusión por sobrevivir en el mundo de la especulación inmobiliaria. Olvidados en la periferia de Barcelona han logrado salir adelante y hacerse escuchar en esta Barcelona cada vez más elitista y conseguir mejoras para sus viviendas, un transporte público precario y los equipamientos necesarios para el barrio.
Podríamos hablar del L’Ateneu Popular de Nou Barris como uno de los ejemplos claros de la culminación de un sueño y el fruto de mucho sacrificio y trabajo en equipo. Otro de los logros que ha conseguido la fuerza y coordinación vecinal ha sido el entierro de la ronda para subsanar la herida que producía en el barrio. Así pues ha pasado de ser una ronda que rodea la ciudad a una artería que no trincha el tejido urbano sino que lo cose.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario