Este fragmento es toda una declaración de principios. Porque Nápoles, aun siendo una ciudad hermosa en cuanto a piedras se refiere, le debe todo a la vida que discurre por sus calles. Constante e interminable, sin fronteras entre los edificios y la vía pública, esta vida transcurre independiente, ajena a su escenario, que, de extraordinario que es, convierte la imagen en algo inigualable.
http://es.youtube.com/watch?v=VdeTw5mdAVo
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