Cuando caminar a través de la ciudad se convierte en una exploración de sus calles, de sus gentes y de sus símbolos resulta que todas esas sensaciones y emociones que percibimos enriquecen nuestro paseo.
Resulta una contradicción puesto que hablamos de una ciudad llena de amplias calles, contaminación, tráfico y largas distancias. Sin embargo, es posible buscar nuevas alternativas a todo ello y disfrutar de la ciudad recorriéndola sin prisa, disfrutando de todas las cosas que vamos descubriendo a nuestro paso.
Es por eso que muchas veces el camino más corto nos impide conocer cosas que también son importantes, y para conocer la ciudad, es necesario mirar hacia arriba, detenerse en algunos lugares y observarlos con detenimiento.
En una ciudad en la que todo el mundo va de aquí para allá con un ritmo frenético, conlleva para mí un pequeño placer el poder pasear sin prisa, deteniéndome a contemplar aquello que llama mi atención y sin tener la sensación de estar "perdiendo el tiempo".
En fin, como diría Antonio Machado en uno de sus poemas más conocidos:
[…]Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.[…]
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